Sus
logros en el terreno amateur, pero sobre todo lo que mostraba cada vez que
subía al ring, auguraban un futuro prometedor para Melissa Esquivel en el boxeo
profesional, y ya avanza con paso firme en esta nueva aventura.
Melissa
dominó como ninguna la Olimpiada Nacional y el Campeonato Nacional Elite, y
pudo asistir a dos Mundiales, y si no llegó más allá fue por las limitantes de
una federación disfuncional.
Con
esos antecedentes, ella buscó tener el respaldo de una promotora que realmente pudiera
llevarla a conquistar el sueño de todos. Las ofertas fueron varias y la
decisión difícil, pero finalmente decidió ponerse en las manos de Zanfer,
firmando con la representante Lilly Montero.
La
eldoradense liga tres victorias, las dos primeras por nocaut en el primer
round, y este sábado tuvo su más reciente compromiso, superando mediante un
fallo unánime a la escuinapense Beatriz Aranguré, en Ciudad Obregón.
Es
cierto que la experiencia amateur es importante, pues hay un buen desarrollo de
la técnica, pero la actitud es el factor clave en el profesionalismo, y podemos
decir que Melissa está en una nueva fase de aprendizaje.
En
esta faceta, será importante que su equipo elija peleas que le vayan enseñando, pues en el boxeo femenil se puede acceder a una chance titular con pocas contiendas.
Al
respecto, cabe apuntar algo sobre la cuestión del peso, pues como amateur
Melissa peleaba en 51-54 kilos, y así lo hizo en sus dos primeros combates
profesionales, pero en este último subió en 57 y ella reconoció que su condición
física no fue óptima. Por detalles como ese se pierden peleas.
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