A
final de cuentas, la lógica se impuso
y no hubo la tan cacareada sorpresa; aunque el desarrollo no se apegó
estrictamente al guion previsto.
No
vimos a Julio César Chávez Jr. ni a la mitad de sus condiciones normales, y
Saúl ‘Canelo’ Álvarez tuvo un dominio
absoluto del combate, incluso luciéndose y permitiéndose no usar el
banquillo durante toda la pelea.
Ante
la pasividad del sinaloense, el
tapatío se mostró sobrado, con una izquierda excepcional, manejando diversos ángulos
para aterrizar variadas combinaciones, golpeando al tres por uno… Aunque guardó
bastante respeto por el apellido Chávez,
pues llegó un momento en que bajó el ritmo ofensivo para hacer menos humillante
la golpiza.
Los
jueces (Adalaide Byrd, Dave moretti y Glenn Feldman) rellenaron de mero trámite las tarjetas, las tres con
puntuación de 120-108.
El
Canelo conectó 228 de los 604 golpes que lanzó, que incluye un 42.6 por ciento
de efectividad de sus golpes de
poder, mientras que el Junior lanzó la mitad de golpes (302) y no pudo conectar
10 en ningún round.
Todo
el equipo Chávez insistió durante la promoción que el peso no sería un problema
para el Junior, y hasta vaticinaban un nocaut, pero fue evidente que el desgaste físico para vencer a la romana
también dejó vencido al sinaloense (y se le reconoce el esfuerzo de marcar las
164 libras pactadas exponiendo su salud).
Chávez
estuvo expuesto quizá al mayor
sacrificio para bajar de peso que haya hecho en su carrera, pero aún así,
muchos aficionados, sobre todo los que le apoyaban con fervor, esperaban que se
la jugara en busca del nocaut, pero ni siquiera lanzó golpes para mantener a
raya al Canelo, quien sigue sin convencer a sus detractores.
Después
de este combate, que le generó alrededor de 15 millones de dólares, la incertidumbre nubla el futuro de Julio
César Chávez Jr. y hay quienes opinan que debería retirarse.
Por
su parte, Saúl Álvarez se consolida como la nueva figura del boxeo mexicano (que
no el mejor), y apenas terminado el pleito, anunció de forma oficial que
enfrentará al kazajo Gennady Golovkin el 16 de septiembre. ¿Y si gana? ¿Entonces sí creerán en él?
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