Siendo
el boxeo una lucha a puños entre dos personas, lo natural es buscar lastimar al
rival, pero eso no implica que el boxeador no pueda ser compasivo, pues todo
aquel que se sube a un ring está consciente de las consecuencias que puedan
generarse, y a eso, a eso se le respeta.
Este
fin de semana se registró un lamentable suceso (uno más) en el que un boxeador
bajó del ring en muy malas condiciones debido a los golpes, y tuvo que ser
llevado de emergencia a un hospital. Aún más lamentable es el hecho de que se
pudo haber evitado, pero el réferi escocés Victor Loughlin tardó demasiado
tiempo en reaccionar para detener el intenso castigo al que estaba siendo
sometido Nick Blackwell, aunque tampoco su esquina hizo por auxiliarlo.
El
británico se enfrentó a su compatriota Chris Eubank Jr. encabezando cartelera
en la Wembley Arena de Londres, y estaba siendo golpeado a la cabeza con
brutalidad, de tal forma que el pómulo izquierdo se fue inflamando
impresionantemente.
Incluso,
en cierto momento del combate, Eubank Jr. le hizo una seña al réferi preguntando
por qué no intervenía.
Al
concluir el octavo asalto, el padre de Eubank Jr. subió al cuadrilátero para
ordenarle que dejara de golpear a la cabeza, ante la inoperancia de Loughlin,
pues anticipaba un severo daño en Blackwell.
La
contienda terminó siendo detenida a los dos minutos con 21 segundos de la
décima ronda, y la protuberancia en el ojo izquierdo de Blackwell ya lucía
aterradora. Sin embargo, la detención no fue ejecutada directamente por el
réferi, sino que se dio después de una revisión en la que el médico de ring
sugirió que era suficiente.
Hasta
el momento de esta publicación, Nick Blackwell se encontraba en coma inducido,
esperando que las heridas desinflamaran, pero si Chris Eubank Jr. hubiera seguido
atacando a la cabeza con golpes de poder, tal vez estaríamos hablando de un
final trágico.
Una
situación similar que recuerdo, es el duelo que tuvieron Manny Pacquiao y Antonio
Margarito en noviembre de 2010.
En
aquella ocasión, el filipino le tundió duro y tupido al tijuanense, lastimándolo
peligrosamente en el ojo derecho.
El
“Pacman” disminuyó su ritmo de pelea en los últimos rounds, pues Margarito ya
no ofrecía respuesta, y a pesar de la golpiza, el réferi Laurence Cole no dio
muestras de intentar intervenir. Incluso, Pacquiao hizo varias señas indicando
que ya era innecesario seguir, pero el combate continuó hasta el último campanazo.
Y
más recientemente, los mochitecos recordamos la pelea en que se retiró Jorge “Travieso”
Arce, siendo superado vía decisión por Jhonny González.
El
capitalino desplegó un boxeo agresivo en el inicio, y derribó al mochiteco en
los rounds 3 y 5, pero en cuanto demostró su absoluta superioridad, disminuyó
sus ataques y se conformó con aguantar round por round; aunque volvió a tumbar
al “Travieso” en el noveno episodio. González dijo después que no quería
humillar a Arce frente a su público y en su despedida.
Respecto
al tema, confieso sentir total admiración por aquellos peleadores que respetan
y cuidan al rival cuando ya han demostrado que son mejores o los ven muy lastimados.
Empero,
creo que es muy preocupante que a este nivel (y al nivel que sea) haya oficiales,
y esquinas, que no tengan el criterio adecuado y permitan que un boxeador sea arriesgado
y lastimado en sobremanera.
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