La noche de este sábado pudimos apreciar, al parecer por última vez, la grandeza de Julio César Chávez, pero al mismo tiempo corroboramos la intrascendencia de su dinastía.
Alrededor
de 40 mil boletos se vendieron para ver al Gran Campeón Mexicano en el Estadio
Jalisco, en su última exhibición sobre el ring, y seguramente muchos más
siguieron la transmisión de televisión, pese a sus 58 años de edad y un rival
que despertaba más morbo por su apellido que por su forma física.
Chávez se subió al ring con Héctor Camacho Jr. y obsequió momentos emotivos sobre el ring, y despertó añoranzas con ese gancho al hígado que en otros tiempos generó alaridos de victoria. Incluso, intentó pelear sin careta el último round, pero ante la negativa de todo mundo recapacitó y se la volvió a poner, y es que un mal golpe en la nariz podría provocarle una lesión grave.
Por
supuesto que ahí en primera fila estuvo el tapatío Saúl ‘Canelo’ Álvarez, a
quien invitó a subir para que estuviera en su esquina durante ese round final,
y con todo el estadio brindándosele, el César se lanzó con todo contra Camacho,
quien respondió fiero.
Después
del combate, el considerado mejor peleador mexicano de todos los tiempos fue
claro al pasar la estafeta. “Aquí tienen
al mejor peleador mexicano de la actualidad y posiblemente de la historia;
Canelo se ha ganado todo gracias a su talento, trabajo y perseverancia”,
dijo.
Y
es que poco antes, en ese mismo cuadrilátero, su ‘junior’, el que sigue
lanzando retos absurdos al ‘Canelo’, había hecho el ridículo.
Julio César Chávez Jr. fue superado por el brasileño Anderson Silva, un expeleador de artes marciales mixtas y boxeo que sacaron del retiro a sus 46 años. El sinaloense ni siquiera cumplió con el peso pactado para el combate, y a media pelea ya era evidente que su preparación física fue mediocre.
Y
en una pelea preliminar, Omar Chávez perdió por decisión en ocho rondas ante
Ramón ‘Inocente’ Álvarez, hermano del ‘Canelo’, en la conclusión de su trilogía.
Comentarios
Publicar un comentario